Mayo del 68, ¿por qué francés?
Cuando los jóvenes lideraron el mundo con su libertad

Mayo 1968,
hoy nos llega una postal muy especial de una imagen emblemática. La Marianne del 68 es el nombre que se le dio a la fotografía que ilustra la portada del suplemento especial de Le Monde este mes y que hace 50 años dio la vuelta al mundo. Su nombre hace referencia a la Marianne de la República francesa representada por Delacroix (un ejemplo más de la influencia del arte en el imaginario político y colectivo) La joven iza la bandera del Frente Nacional de Liberación del sur de Vietnam, pero esta foto condensa muchos significados: un primer movimiento feminista francés, una lucha por la liberación colonial y un relevo generacional que tomó las calles del mundo por primera vez. ¿Por qué fue en Francia la revolución más significativa si la revolución fue en todo el mundo? Te lo contamos aquí:
Los sucesos de Francia del 68
comenzaron mucho antes que en mayo. Ya en
enero se dio en una
fábrica de autómoviles de Caen la primera manifestación
donde los obreros
reivindicaban un 6% más de salario y ejercer el derecho sindical
dentro de la fábrica. La represión de aquella manifestación fue tan
grande que por solidaridad se le unieron muchas otras fábricas de
Francia. A ellos les siguieron los
agricultores, los estudiantes y los educadores. Entre otras cosas se
quejaban contra De Gaulle en su décimo aniversario en el poder como
presidente de la República. El General de Gaulle, anclado el
pasado, tenía a la sociedad bloqueada en una estructura envejecida y
había una profunda aspiración social a
una liberación.
Durante el año 1968 el mundo entero estuvo en ebullición desde Vietnam, Japón, Alemania, Méjico, Brasil a los EEUU, pero sólamente en Francia la revolución pasó de ser estudiantil a coincidir y a animar a todos los otros sectores de la sociedad hasta convertirse en una una revolución del Estado. Este es el motivo por el que se habla del Mayo francés a diferencia del mayo en otros países y de todas las revueltas que hubo durante todo ese año en el mundo, las cuales muchas por no decir la mayoría, fueron brutalmente reprimidas.
En
Francia en cambio, al movimiento
estudiantil francés se unió
un movimiento obrero que todavía muchos recuerdan (Nantes,
Sentinelles, Grenelle...), y un movimiento feminista y
sexual con Simone de Beauvoir a la cabeza. Esta revolución dio lugar al nacimiento de nuevas formas y visiones educativas
fundando una nueva universidad (Vincennes), alternativa a la Sorbonne. Vincennes,
mucho más moderna, quería salir
del conservadurismo elitista, poner en duda
la verdad oficial y enfrentarse
a un gobierno caduco presidido por De Gaulle prácticamente
desde el final de la Segunda Guerra mundial. Como el presidente huyó
durante las peores manifestaciones del país, el
poder fue tomado en las calles. Las manifestaciones provocaron
cientos de arrestos, heridos y algunos muertos,
las universidades se ocuparon, y
el Festival de Cannes en su 21. edición fue
interrumpido.
Hay que añadir que en aquella época en
Francia, como ahora, había un problema con la immigración y los
sectores más desfavorecidos como eran los
argelinos, los pies negros (europeos
argelinos expatriados tras la independencia de Argelia), los
judíos
y el sector obrero. Es una pena que Le Monde ni
siquiera nombre la masacre de París de 1961 siendo esta
parte de los antecedentes sociales e ideológicos del mayo francés.
Aquella represión sangrienta protagonizada por la policía francesa
contra una manifestación de argelinos que reivindicaba
el fin de la Guerra de Argelia acabó
con más de 300 muertos en las calles de París. Esta desgracia ahondó
en la sociedad argelina inmigrante
francesa y en la conciencia de la juventud del
país durante toda esa década.
Los jóvenes tomaron la palabra
Durante aquel mes tan convulso el diario Le Monde vivió
entre sus páginas un choque de ideas
editoriales. Se sabe por su biografía que
su director de entonces: Hubert Beuve-Méry, tras verse forzado a quedarse en
Madagascar un tiempo, volvió a la redacción
el 24 de mayo y éste preguntó "¿quiénes son estos gamberros?", Jean Houdad,
jefe de redacción de Le Monde le respondió "son nuestros hijos,
señor".
Aquel relevo generacional supuso para el escritor y periodista Benjamin Stora, la subversión absoluta y el espíritu crítico y en una entrevista en la que se le pregunta por el valor que esta revolución tuvo, insiste en que una huelga no es suficiente y tampoco una manifestación; hay que discutir en el sentido de dialogar entre las personas, aprender a saber quiénes son los que tenemos al frente de las instituciones, conocer su programa. Cuando la ilusión de aquellos jóvenes se vio desvanecida por las elecciones convocadas para junio del 1968 y volvió a ganar De Gaulle comprendieron entonces que hacía falta construir una organización política que finalmente acabaría cristalizando en el Partido Socialista francés ganando las elecciones en 1981. La revolución de mayo se caracterizó por no querer apropiarse del poder como pasó con la Revolución de los claveles por ejemplo. Los estudiantes, aún lectores del marsismo y aspirantes al socialismo, se negaron a izar banderas y se caracterizó por rechazar las construcciones ideológicas construidas y tomar el control de las ideas y las palabras.
En 1968 Jean Paul Sartre entrevistó al joven Daniel Cohn Bendit que entonces tenía 23 años, y era líder del movimiento estudiantil en la Sorbona. El filósofo no dudó en declarar que lo que le diferenciaba a él y a los estudiantes en comparación con sus padres y con las generaciones anteriores era que su acción y el motor de su revolución era la imaginación. "Vosotros tenéis una imaginación limitada como todo el mundo, pero tenéis muchas más ideas que vuestros padres. (...) Hay algo que ha salido de vosotros que sorprende, que remueve y que reniega todo lo que ha hecho de nuestra sociedad lo que es hoy. Es lo que yo llamaría la extensión del campo de posibilidades. No renuciéis a eso".

Daniel Cohn Bendit dirigiéndose a los estudiantes que ocuparon la Sorbonne el 22 de mayo de 1968
Daniel Cohn Bendit
estuvo el jueves pasado en el Centre
Français de Berlin para hablar de la Utopía europea, allí
nos demostró que sigue creyendo enormente en el poder de las
ideas y de la acción e insistió en
que éstas no pueden venir siempre de los congresos y de los
parlamentos sino de la percepción del mundo que tenemos los
ciudadanos de a pie y de la invitación a crear las comunidades que
estamos destinados a ocupar
políticamente,
ya sea la europea o las relaciones internacionales. Defendió
una Constitución europea donde todos los países defiendan los
mismos derechos, tengan las mismas medidas financieras y exista un
Erasmus para todo tipo de trabajo y no sólo para los estudiantes
universitarios. Desde el punto de vista de Cohn Bendit, Europa no debe ser un trabajo delegado únicamente al sistema geopolítico y
socioeconómico mundial sino que también debe responder a nuestra
lógica como ciudadanos, y no sólo ser una idea de los de arriba
para los de abajo. Claro que para ello tenemos que querer flirtear
con nuestro criterio, nuestras convicciones y
nuestras propias
ideas para saber cómo queremos aprovechar Europa, qué ventaja podemos crear nosotros de la comunidad europea para nuestra sociedad y descubrir
nuestra lógica. Los asistentes a este encuentro nos quedamos con la sensación de que aquel líder estudiantil del 68 seguía entendiendo el mundo mejor que nosotros.
Imposible no volver a recordar aquel artículo escrito el 15 de marzo de 1968 por Pierre Viansson-Ponté en el diario Le Monde que tuvo tanto impacto por su carácter premonitorio a la hora de retratar lo que estaba pasando en Francia : Cuando Francia se aburre, se trataba de una crónica que defendía la idea de un país que se esfuerza igual por mantener el bienestar interno, avanzar progresivamente, ir declarando leyes y decretos, estar en paz con los otros países, ser un país discreto y sin enemigos...., como también en reconocer que el verdadero fin de la política, el último, es conducir a un pueblo, abrirle horizontes, suscitar impulsos, arder y transformar, por lo que la imaginación es igual de necesaria. Una oposición es tan necesaria como un poder. Caer en la comodidad de la aceptación de todo, no poner nada en duda, conformarse con lo que uno tiene; la anestesia es un riesgo de destrucción y un país también puede morir de aburrimiento. Un artículo aún vigente que sin duda podemos aplicar a nuestra sociedad hoy en día.
En pocos días todo cambió, la escuela, la familia, las empresas, el trabajo, las tomas de decisión, la transmisión del saber, la relación padres-hijos, la ecología, la importancia del dinero, el patriarcado, el respeto a la policía, la jerarquía, las instituciones religiosas, el puritanismo que dio lugar a una revolución sexual. La televisión se volvió en color también en mayo y los primeros movimientos feministas de una mujer que todavía no podía abrir una cuenta bancaria sin el permiso de su marido o de su padre se dieron en este año. En otoño de 1968 la universidad de Vincennes, la universidad de la modernidad, cobraba renombre por ser una alternativa pedagógica y transdisciplinar que daba vía libre a la palabra, estableciendo la interdisciplinaridad en cada clase donde los temas se mezclaban y nada era superfluo. Las clases estaban pensadas mucho más espontáneas y abiertas al diálogo, era el fin de las clases magistrales donde sólo hablaba la autoridad y los alumnos escuchaban y aprendían. Para participar en estas clases ni siquiera era necesario tener el bachillerato. La ruptura y la innovación de esta universidad estaba representada por sus profesores, nada menos que Gilles Deleuze, Georges Lapassade, Michel Foucault... La nueva universidad se convirtió en el nuevo centro de la intelligentsia francesa y alternativa a la Sorbona.
Pero aún
así, no tenemos que olvidar que Francia no es el único escenario de
mayo del 68, otros países no pudieron guardar su suerte para unos
años después, y además
en aquel momento tuvieron un resultado
mucho más represivo y mortífero en su lucha por los derechos; tal
fue el caso de Checoslovaquia, donde el
6 de abril el
Partido Comunista
intentó
establecer reformas liberales iniciándose
la Primavera
de Praga, un movimiento que
anhelaba un
socialismo sin censuras y que
acabó con la invasión gubernamental de la URSS.
En Irlanda del
norte el ejército británico tiroteó sobre
la manifestación que defendía los
derechos civiles. En Brasil, la represión de una movilización en la
cafetería de la universidad de Rio de Janeiro provocó la muerte de
un estudiante que desencadenó el 26 de
junio la Marcha de los
cien
mil en Rio, y los militares iniciaron por este motivo el periodo
más represivo de la dicatura de Castelo Branco. En
Japón la expropiación de tierras y
la lucha contra la Guerra de Vietnam acabó
con una movilización estudiantil que también pedía
democratizar la universidad ocupando
las universidades
y asaltando
la embajada de los EEUU. En los EEUU muchos
salieron a la calle a manifestarse contra
la guerra de Vietnam, el 4 de abril
asesinaron
a Martin Luter King y se sucedieron
disturbios raciales en todo el país, el
5 de junio el candidato a la Casa Blanca:
Robert Keneddy, fue asesinado
y muerto un día después.
En Méjico se iniciaron
las Olimpiadas,
y el 16 de octubre dos atletas afroamericanos ganadores alzaban
el brazo sobre el podium como
señal de protesta
por los actos racistas de su país. En octubre, el ejército mejicano masacró
una manifestación de estudiantes de la
UNAM que reclamaba mayor democracia en la
Plaza de las tres culturas de Tlatelolco. Las
manifestaciones contra la Guerra de Vietnam se sucedieron
también en Alemania, donde Rudi Dutschke, líder de
la unión socialista y de la revuelta
estudiantil sufrió un atentado del que
morirá unos años después.
Se trata por lo tanto de una revolución mundial, pero sólo en Francia consiguió sincronizarse con muchas otras revoluciones sociales afectando al curso político de los años posteriores. Lo que sí podemos decir es que este fue el año de los jóvenes de todo el mundo, como tan bien homenajea Bolaño en Amuleto. Los jóvenes fueron víctimas de sus gobiernos (muchos de ellos dictaduras), de las relaciones internacionales y de la toma de conciencia. Estas jóvenes generaciones empezaron a entender que los intereses y las influencias internacionales de sus países estaban por encima de los intereses nacionales y sociales de su país. Pero este año fue además el año de la música: The Beatles, Rolling Stones, The Doors, Bob Dylan, Joan Baez, Jimi Hendrix, Janis Japlin..., y del cine con Godard, Truffaut, Kubrick, Polanski, Malle, Rivette, Forman, Penn.. y de la literatura con Patrick Modiano, Gabriel García Márquez... La juventud se expresó contra los desastres de una manera espontánea, poética, creativa, imaginativa, intelectual y si ha quedado en el recuerdo es como ejemplo de una generación joven no dormida. Hagamos caso de aquel artículo de Le Monde y tengamos miedo al aburrimiento, debe ser la señal y el aviso de que no somos conscientes de todo lo que podemos hacer posible.

"Sed realistas, pedid lo imposible" Los muros de París, telón de fondo de la poesía y la utopía de Mayo del 68